martes, 2 de noviembre de 2010

Griegos...


Por aquel entonces empecé a sentirme dios. No vayas a engañarte: seguía siendo, más que nunca, el mismo hombre nutrido por los frutos y los animales de la tierra, que devolvía al suelo los residuos de sus alimentos, que sacrificaba el sueño a cada revolución de los astros, inquieto hasta la locura cuando le faltaba demasiado tiempo la... cálida presencia del amor.

Marguerite Yourcenar (Memorias de Adriano)

3 comentarios:

  1. Brava esencia envuelta de dulce sencillez...

    ResponderEliminar
  2. Y es que no hay ningún sentimiento parecido a cuando uno se siente Dios.... Me gusta que lo traigas a tu blog

    ResponderEliminar
  3. ¿Seguía siendo hombre? Los dioses son hombres pero sin miedos, ni moralidad, certeros e implacables. ¿No? :)

    ResponderEliminar