Me asusta el vértigo del borde de la cama
Ese instante largo, largo, largo
las manos plantadas
cementadas las plantas d e los pies
el peso de vivir sobre las espaldas
la mirada agachada
me encoge
me tapa
me ciega
me clava
Este vértigo
me arruga las ganas
me esconde las mañanas
me cierra las ventanas
Maldito vértigo
Maldita la vida que se me escapa
Lázaro, ¡! levántate y anda.!!!
cuadro, 'Camilla (III)', de Sarah Jones
De la Exposición
He vivido el momento que tan magistral y poéticamente narras. Precioso
ResponderEliminarFantástico!, conozco ese vértigo, lo conozco!
ResponderEliminarMagistral como siempre tus retratos en pocas palabras de la misma vida.
ResponderEliminarBonito también el nuevo look.
Besos.
Fita, preciosa la nueva imagen del blog.
ResponderEliminarVértigos... el vértigo de la mañana, hermano de sangre del soñar despiertos...
Fantástico. Y con eso no me refiero a irreal si no a buenísimo. Qué malo es ese vertigo a girar con el mundo. ¡Qué malo!
ResponderEliminarPero la poesía,..., que buena.