Lamento sin desgarro,
recogido en pliegues que velan la incertidumbre ,
que ocultan rostros que no entienden,
pliegues que consuelan con su exquisita cadencia la rebeliòn de la carne frente a la muerte,
lamento procesional que acompasa el pesar,
que lo pliega para no dejarse arrebatar...
El gesto acepta lo inevitable
y carga el dolor sobre las espaldas que les arrastra el caminar,
que los detiene eternizando el instante en que el dolor es mas fuerte que la creencia.
Cómo me ha dolido
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