Por aquel entonces empecé a sentirme dios. No vayas a engañarte: seguía siendo, más que nunca, el mismo hombre nutrido por los frutos y los animales de la tierra, que devolvía al suelo los residuos de sus alimentos, que sacrificaba el sueño a cada revolución de los astros, inquieto hasta la locura cuando le faltaba demasiado tiempo la... cálida presencia del amor.
Marguerite Yourcenar (Memorias de Adriano)
Brava esencia envuelta de dulce sencillez...
ResponderEliminarY es que no hay ningún sentimiento parecido a cuando uno se siente Dios.... Me gusta que lo traigas a tu blog
ResponderEliminar¿Seguía siendo hombre? Los dioses son hombres pero sin miedos, ni moralidad, certeros e implacables. ¿No? :)
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